Una sociedad de redentores

Una sociedad de redentores
Existe un cierto nivel de hipocresía entre nosotros. Lo que quiero decir es, sin reparos, condenamos al mundo por su falta de cristianismo, y aun así sin remordimiento alguno aceptamos no ser semejantes a Cristo.

No estoy diciendo que no debemos clamar contra la maldad; el pecado existe y debemos reprobarlo.  Sin embargo, en algún momento debemos reconocer que en nuestro destino hay más que juzgar el pecado.  Dios está buscando perfeccionar la misericordia en nosotros.  La “misericordia triunfa sobre el juicio” (Santiago 2:13), y seguir a Cristo es transitar el sendero de la misericordia hacia la completa redención.

Recuerde todas las palabras del apóstol Pablo.  El nos dice,” Haya pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús” (Fil. 2:5). El continúa explicando que Cristo existió en forma de Dios, y aun así se entrego a Si mismo, tomó forma de hombre, y murió por nuestros pecados. En otras palabras, El vio la necesidad, pero en vez de condenar al hombre, murió por el hombre. Pablo dice que nosotros debemos tener en nosotros esta misma actitud.

Yo no quiero ser el típico cristiano norteamericano. Yo estoy hambriento por más.  Yo quiero crecer “en todos los aspectos en aquel que es la cabeza [de la iglesia], es decir, Cristo” (Ef. 4:15). Nuestro llamado es a alcanzar “la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (v. 13).

Jesus dijo, "como el Padre me ha enviado, así también yo os envío" (Juan 20:21). Cuando Cristo fue enviado al mundo a pagar el precio por el pecado, al seguirlo a El nos volvemos en una sociedad de redentores.  Si heridos, perdonamos; cuando forzados a ir la extra milla, vamos dos. Bendecimos a quienes nos maldicen y ponemos la otra mejilla a quienes nos golpean. Como Cristo murió en la cruz del Calvario y oró, “Padre, perdónalos” (Lucas 23:34), así nos paramos delante de Dios, y a favor de este pecaminoso mundo, oramos también la oración de misericordia.

Estoy convencido que cuanto más semejante a Cristo se vuelva la iglesia, mayor será el respaldo del Cielo. Cuanto más nos volvamos en una sociedad de redentores, más esperanza tendremos de ver a nuestra nación regresar a Dios.

Por Francis Frangipane

 

 

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