QUIEN HA TOCADO MIS VESTIDOS ?

INTRODUCCION:
TOCAR es entrar en contacto, Alcanzar algo, Afianzarse, palpar, agarrarse, tomar algo, identificarlo, probarlo, hacer sonar algo, es una acción que se toma, una decision de acoger algo; en este pasaje JESUS nos muestra la acción de una mujer que ya había ensayado todo, gastado todo, y  cuando se vió en esa condición, oyó hablar que pasaba JESUS por aquel lugar, y como era la única esperanza que tenía la reconoció, creyó en su corazón que iba a ser salva, decidió  ir a su encuentro y dar ese paso de fe , tocó el manto de JESUS, y al instante El vió la fe de la mujer, y preguntó a la multitud que quien había TOCADO SUS VESTIDOS, pues había salido PODER de El . El Espíritu Santo nos enseña hoy, que la FE necesita la  acción de ir a JESUS , creyendo que El es nuestro Salvador, que El tiene el Poder y que puede restaurarnos, veamos:
MARCOS: Jesus en medio de la multitud.
5:25 Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, 26-  y había sufrido mucho de muchos medicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor. 27- cuando oyó hablar de JESUS, vino por detrás entre la multitud, y TOCO SU MANTO. 28- Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, sere salva. (Lo declaró con fe). 29- Y enseguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. 30- Luego JESUS, conociendo en sí mismo el PODER que había salido de El, volviéndose a la multitud dijo: QUIEN HA TOCADO MIS VESTIDOS ? 31- Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta , y dices: QUIEN ME HA TOCADO ? 32- Pero El miraba alrededor para ver quién había hecho esto.
33- Entpnces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de El, y le dijo la verdad. 34- Y El le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; vé en paz, y queda sana de tu azote.
PROMESAS:
Si nosotros captamos la enseñanza de JESUS en este pasaje, vamos a reconocerlo como lo hizo esta mujer, vamos a tomar la acción de ir a su encuentro en medio de todo impedimento (Prohibición, multitud, enfermedad, etc..) vamos a postrarnos delante de El y  declarar en fe que somos sanos con esa Acción, entonces vamos a poner en acción EL PODER de Dios, y recibiremos el milagro que estamos creyendo, declarando y anhelando.
REFLEXION:
Ya tocaste a JESUS y sus vestidos ?
Hermanos, si hoy nos encontramos en diversas pruebas, problemas, angustias, y vemos que ya todo lo que hemos hecho ha sido en vano, vamos a IR a donde JESUS, el todopoderoso, reconociéndolo y creyendo en El, para recibir de su poder. 
OREMOS:
Padre, te bendecimos, te adoramos, te damos gracias por venir a nosotros, para sanarnos, hoy en fe, vamos a tu encuento, reconociéndote como nuestro único Salvador, lávanos con tu sangre preciosa, perdona nuestros pecados, ayúdanos a llenarnos de esa FE , que mueve tu poder, porque te necesitamos, encomendamos nuestros seres queridos y por fe declaramos que somos salvos, para que tu nombre sea glorificado, en el nombre de JESUS, Amén.
 

Llevando cautivo todo pensamiento a Cristo


Mientras podemos encontrar cierta comodidad en ser cristianos, el hecho de serlo no nos ha vuelto perfectos. Hay todavía muchas fortalezas dentro de nosotros. Por tanto, identifiquemos algunas de esas fortalezas espirituales. Raro es el creyente que no está limitado por lo menos por una de las siguientes fortalezas: incredulidad, amor frío, temor, orgullo, falta de perdón, concupiscencia, codicia, o cualquier combinación de ellas, así como de muchas otras.

Debido a que nos excusamos tan rápidamente es difícil discernir las áreas de opresión en nuestra vida. Después de todo, estos son nuestros pensamientos, actitudes y percepciones; y justificamos y defendemos nuestras ideas con el mismo grado de intensidad con que justificamos y defendemos nuestro propio yo. Como está escrito: Porque cual es su pensamiento en su corazón [del hombre] tal es él(Proverbios 23:7). En otras palabras, la esencia de lo que somos está en nuestra vida de pensamiento. Por tanto, antes que cualquier liberación se pueda cumplir, de cierto, debemos reconocer y confesar con toda honestidad nuestras necesidades. Debemos dejar de pretender que todo está bien. Debemos humillarnos y buscar ayuda. Desde luego, como hemos mencionado anteriormente, la primera fortaleza que Dios debe quitar es el orgullo. Pues hasta cuando no se tenga voluntad para admitir que se necesita liberación, nunca será libre de las fortalezas.

A fin de reconocer lo que está equivocado en nosotros, debemos percibir el patrón de lo que Dios considera como recto. David en el cenit del éxtasis y Job en lo más profundo de la miseria, así como todos los hombres en un momento u otro de la vida, hicieron la misma antiquísima pregunta: “¿Qué es el hombre?” El escritor de Hebreos también la hizo, pero la respuesta que recibió nos elevo a ver el rostro de Dios, “vemos… a… Jesús” (Hebreos 2:9).  Desde la perspectiva del Padre, el misterio de la identidad del hombre es revelado en la vida de Jesucristo. Cristo es “el primogénito entre muchos hermanos”. (Romanos 8:29). El es el primogenitor de un génesis celestial; El es el plan del Padre para la humanidad. Cuando consideramos el misterio de la humanidad, encontramos nuestra respuesta en contemplar a Jesucristo. El no es solamente nuestro Salvador, es el modelo de aquello que Dios considera típico para el hombre como nueva criatura (Efesios 4:23-24). El no es solamente nuestro Salvador. Él es también el que mora en nosotros, que nos conforma a sí mismo (Hebreos 2:10; Romanos 8:29).

Démonos también cuenta que solamente Jesús puede ser como Jesús. A medida que cedemos a El en grados crecientes de rendimiento, a medida que permanecemos en El y que Su palabra permanece en nosotros, El nos trae una clase de vida que no es simplemente como la suya, sino que es ¡su misma propia vida! Cristo mismo vive dentro de nosotros para cumplir el propósito eterno de Dios, que es hacer al hombre a su imagen. Esta presencia constante en nosotros, la presencia del Señor Jesucristo, hace poderosas las armas de nuestra lucha espiritual, dándole poder a nuestras palabras con autoridad, a medida que derribamos las fortalezas.

Por tanto, debemos aprender a mirar de manera más que objetiva y fría todo pensamiento y toda actitud que fallen en conformarse a la semejanza y a las enseñanzas de Jesús. Se deben capturar y crucificar esos pensamientos y esas actitudes erróneas. Debemos hacer en nosotros mismos un camino para la venida del Señor. Debemos permitir el aumento de Su presencia para que crezca hasta cuando estemos tan absortos en su Espíritu que no solamente creamos en El, sino que creamos como El. Su amor, sus pensamientos, y sus deseos deben fluir desde nuestro interior tan naturalmente como el fruto desde una viña.

En consecuencia, cuando busquemos identificar y destruir las fortalezas demoníacas, la segunda fortaleza que debemos aniquilar es la fortaleza de incredulidad. Es este sistema de pensamiento, el cual nos dice que la semejanza con Cristo es imposible, que mantiene cautivo todo subsiguiente crecimiento espiritual. Esa mentira y las cadenas que coloca sobre nuestro corazón, deben ser rotas de nuestra vida, porque la semejanza a Cristo no es solamente posible, es nuestro destino.

Así, tomemos este momento para orar. Que el Espíritu Santo salga a la superficie e inunde nuestros corazones. Si sufrimos de esta fortaleza que nos dice que nunca seremos como Cristo, tal engaño puede comenzar a romperse ahora mismo.

Señor Jesús, me someto a ti. Declaro, de acuerdo con la Palabra de Dios, que a causa de tu poder para sujetar todas las cosas bajo tus pies, las armas de mi batalla son ponderosas para derribar fortalezas (2 Corintios 10:3-4). Me arrepiento de usar la mentira: “nunca seré como Jesús,” como una excusa para pecar y para ceder en mis convicciones. En el nombre de Jesús, renuncio a mi antigua naturaleza pecaminosa, llena de defectos, y por la gracia de Dios y el poder de tu Espíritu Santo, derribo la fortaleza de incredulidad que existe en mi mente. Declaro que debido al perfecto sacrificio de Jesús, soy una criatura nueva. Y creo que iré de gloria en gloria, y seré constante y continuamente transformado en la imagen de Jesucristo a medida que camino con Dios en Su gracia.
Francis Frangipane
www.frangipanehispano.org