Esforzaos y trabajad: El llamado de Hageo que resuena hoy

El libro de Hageo nos sitúa "en el año segundo del rey Darío" (Hageo 1:1), en un momento crucial en la historia del pueblo judío. Tras el edicto de Ciro que permitió el retorno a Jerusalén, los exiliados comenzaron con entusiasmo la reconstrucción del templo, tal como se describe en Esdras 3. Sin embargo, las presiones externas y los ataques de los enemigos llevaron a la suspensión de la obra durante 16 años (Esdras 4:24). En este contexto, Dios levantó a Hageo con un mensaje claro: era tiempo de poner en primer lugar los intereses de Dios y de Su Casa.

El mensaje central de Hageo: La Casa de Dios como prioridad

El tema principal del libro de Hageo es la Casa de Dios, mencionada repetidamente como un símbolo del testimonio y la presencia divina en medio del pueblo (Hageo 1:2,4,8,9). En el Antiguo Testamento, el templo era el lugar donde el arca del testimonio, que representaba el trono de Dios, daba testimonio al mundo de Su soberanía. En el Nuevo Testamento, la iglesia y cada creyente son la Casa de Dios (Hebreos 3:2,6), llamados a reflejar Su gloria en un mundo en tinieblas.

Reflexiones del primer mensaje: “Esforzaos, cobrad ánimo y trabajad”

a) La Casa de Dios en ruinas y el llamado al compromiso

Hageo confrontó al pueblo por descuidar la reconstrucción del templo mientras construían casas cómodas para sí mismos (Hageo 1:4). Este descuido simbolizaba una falta de prioridad hacia las cosas de Dios, una lección que resuena hoy. Nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios deben ser lo primero, ya que todo lo demás se devalúa sin Él (Mateo 6:33).

b) El peligro del materialismo

El pueblo de Israel había caído en el materialismo, dejando que los intereses terrenales desplazaran a los eternos. Esta advertencia es relevante en una sociedad moderna donde el éxito material muchas veces se persigue a costa de lo espiritual. Dios nos recuerda que todo lo que tenemos es temporal y que nuestras vidas encuentran propósito solo en Su servicio (Lucas 12:15-21).

c) Excusas para no priorizar a Dios

Hageo expuso las excusas del pueblo: la situación política adversa y la falta de tiempo (Hageo 1:2). Sin embargo, la obra de Dios no puede depender de las circunstancias humanas. Pedro y Juan expresaron esta verdad cuando declararon: "Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hechos 5:29).

d) Las consecuencias de descuidar a Dios

Hageo señaló que, a pesar del esfuerzo en sus propios proyectos, el pueblo no encontraba satisfacción ni éxito (Hageo 1:6). Esto subraya que cuando las prioridades de Dios son ignoradas, el trabajo humano pierde propósito y fruto.

Lecciones actuales: Un llamado a la acción

El mensaje de Hageo nos insta a reflexionar sobre nuestras prioridades y a actuar con diligencia en las cosas de Dios. Como creyentes, somos responsables de edificar la Casa de Dios, lo cual implica tanto nuestro crecimiento espiritual como nuestra participación activa en la obra del Señor.

a) Trabajar con diligencia para el Reino

La exhortación de Hageo –“Esforzaos, cobrad ánimo y trabajad” (Hageo 2:4)– sigue siendo relevante. Dios nos llama a dedicar nuestras fuerzas, recursos y tiempo a Su obra, confiando en Su promesa de estar con nosotros (Hageo 1:13).

b) Priorizar lo eterno sobre lo temporal

Jesús enseñó que donde está nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón (Mateo 6:21). Esto nos desafía a evaluar nuestras prioridades y a invertir en lo eterno: la comunión con Dios, el servicio al prójimo y la proclamación del Evangelio.

c) Vivir como testigos de Dios

El pueblo de Israel fue llamado a ser testimonio de la grandeza de Dios, y este llamado se extiende a la iglesia hoy. Nuestras vidas deben reflejar el carácter de Cristo, de modo que otros puedan ver en nosotros la gloria de Dios (Mateo 5:16).


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