El libro de Nehemías nos invita a reflexionar sobre un proyecto mayor: la edificación de una ciudad, un pueblo, y en el contexto actual, la iglesia de Cristo como comunidad de luz.
La reconstrucción de las murallas de Jerusalén (Nehemías 1-6) no solo fue un esfuerzo arquitectónico, sino un testimonio espiritual del compromiso y obediencia al plan de Dios. De la misma manera, la iglesia local está llamada a ser una "ciudad sobre un monte" (Mateo 5:14), reflejando la dirección, provisión y protección que provienen de una relación cercana con el Señor.
1. La Fundación: Dependencia en Dios y Trabajo Colaborativo
Nehemías no actuó solo. Desde el inicio, su obra fue sostenida por la oración ferviente (Nehemías 1:4-11) y la colaboración de diversas personas y familias (Nehemías 3:1-32). Cada esfuerzo, desde mezclar mortero hasta cargar piedras, fue registrado como testimonio de que Dios no olvida el trabajo de amor (Hebreos 6:10).
Hoy, la edificación espiritual comienza con Cristo como fundamento (1 Corintios 3:10-11). Así como Nehemías organizó y motivó al pueblo, la iglesia moderna necesita líderes con visión, oración y disposición para trabajar junto a otros, promoviendo la unidad y el compromiso mutuo.
2. Las Listas de Nehemías: Atención a Cada Persona
Las listas de nombres en Nehemías no son simples datos históricos. Son un recordatorio de que Dios valora a cada individuo y su servicio. Esto es confirmado en el Nuevo Testamento, donde somos exhortados a obedecer a nuestros líderes espirituales porque velan por nuestras almas (Hebreos 13:17).
En un contexto eclesial, este principio nos anima a reconocer y valorar a cada miembro, desde los que predican hasta los que sirven de maneras menos visibles. Todos son necesarios para que el cuerpo de Cristo crezca y cumpla su propósito (1 Corintios 12:12-27).
3. Edificar: Un Proceso con Sabiduría y Perseverancia
Jesús compara la vida espiritual con la construcción de una casa sobre roca (Mateo 7:24-27). Edificar requiere esfuerzo continuo, sabiduría y constancia. En la iglesia, esto implica tanto enseñar la Palabra de Dios con fidelidad como vivirla con integridad.
Pablo destaca que el crecimiento de la iglesia depende de usar materiales espirituales sólidos: "oro, plata y piedras preciosas" (1 Corintios 3:12). Estos materiales simbolizan doctrinas correctas y prácticas que glorifican a Dios, mientras que los materiales perecederos representan filosofías humanas y métodos inadecuados.
4. Atención Espiritual Personalizada: El Corazón del Ministerio
La obra de edificación espiritual va más allá de programar reuniones. Implica un acercamiento intencionado y personalizado, donde se construyen relaciones genuinas basadas en la amistad y el deseo de crecer juntos en Cristo. El apóstol Pedro nos exhorta: "Sed edificados como casa espiritual" (1 Pedro 2:5).
Esto incluye reuniones en grupos pequeños, conversaciones informales y tiempo compartido fuera de la iglesia. A través de estos espacios, los creyentes pueden crecer en su fe, confesar sus pecados, y animarse mutuamente a vivir para la gloria de Dios (1 Tesalonicenses 5:11).
5. Murallas y Puertas: Separación y Bienvenida
Las murallas de Jerusalén simbolizan la protección espiritual y la separación del mundo, mientras que las puertas representan la hospitalidad y la invitación a formar parte del pueblo de Dios. En la iglesia, estas dinámicas se reflejan en la doctrina clara, la disciplina eclesial y las prácticas que afirman nuestra identidad en Cristo.
Jesús nos llama a ser sal y luz, influyendo en el mundo sin perder nuestra identidad (Mateo 5:13-16). Al mismo tiempo, debemos abrir nuestras puertas para que otros puedan conocer la gracia transformadora de Dios.
6. El Servicio Familiar y el Testimonio Colectivo
En Nehemías 3:12, vemos a una familia completa trabajando en la muralla. Esto nos recuerda que la fe y el servicio son proyectos que pueden compartirse en familia. Cuando las familias cristianas sirven juntas, demuestran la realidad del evangelio y modelan los valores del Reino de Dios.
7. Edificar Hasta el Final: Una Vocación de Vida
La edificación espiritual no tiene fecha de caducidad. Los creyentes están llamados a tocar vidas, influir para bien y transmitir la verdad del evangelio en cada etapa de su vida. Así como los tecoítas trabajaron en dos tramos de la muralla (Nehemías 3:5, 27), nosotros debemos perseverar en el llamado de edificar la iglesia, incluso cuando las circunstancias son adversas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario