El Final Profético de Damasco
Por Nathan Jones
Damasco, la capital de Siria, es una de las ciudades más antiguas en existencia. Los 1.67 millones
de personas que actualmente habitan la ciudad más grande de Siria, están asentados sobre una
rica historia que data desde Sem, el hijo de Noé. Habitantes como Abraham y el apóstol Pablo
fueron alguna vez residentes. Aunque regida a través del tiempo por una plétora de tribus e
imperios, la historia de la ciudad persevera en una cadena que no ha sido rota hasta este día. Y
aun así, la Biblia dice que Damasco tendrá finalmente un rápido, devastador y permanente fin.
Isaías 17:1-14 contiene un oráculo contra Damasco. En términos precisos, el verso 1 dice: “He
aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y será montón de ruinas”.
¿Quién causará la desolación de la ciudad? Será Israel. El verso 9 declara: “En aquel día sus
ciudades fortificadas serán como los frutos que quedan en los renuevos y en las ramas, los cuales
fueron dejados a causa de los hijos de Israel; y habrá desolación”.
La Biblia incluso nos dice qué tan rápido y durante cuál hora del día esto ocurrirá. El verso 14a
declara: “Al tiempo de la tarde, he aquí la turbación, pero antes de la mañana el enemigo ya no
existe”.
Bashar el-Assad (Siria) y Mahmoud Ahmadinejad (Irán)
El profeta Jeremías reitera esta profecía en Jeremías 49:23-27. Los versos 26 y 27 declaran: “Por
tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas, y todos los hombres de guerra morirán en aquel día, ha
dicho Jehová de los ejércitos. Y haré encender fuego en el muro de Damasco, y consumirá las
casas de Ben-adad.
¿Qué arma artificial israelí podría causar que una ciudad sea totalmente aniquilada en menos de
un día? En este día y época modernos la respuesta es bien conocida: una cabeza nuclear.
¿Por qué tendría Israel que usar esta arma como un último recurso contra la ciudad de Damasco?
La respuesta es: sobrevivencia. Cuando los Estados Unidos usaron la bomba atómica sobre las
ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, fue para forzar un final al conflicto sangriento de la
Segunda Guerra Mundial. Israel verá que no tendrá otra alternativa militar más que usar un arma
de ese tipo con el mismo propósito: prevenir su propia aniquilación.
El Primer Ministro israelí Ehud Olmert reiteró este punto cuando declaró en agosto de este año
que Israel no “se refrenará” frente a los ataques renovados en el norte de Israel por las armas
suplidas por Siria a Hizbolá diseñadas para atacar a civiles. “Ya no habrá más una situación de
pelea distante, en la cual las ciudades importantes continúan con su vida como de costumbre. La
guerra alcanzará las ciudades y hogares de ciudadanos israelíes y el objetivo de nuestro enemigo
será atacar los centros poblacionales civiles", detalló él. En ese punto, “seremos forzados a traer
un rápido fin a las hostilidades, al menor costo posible, usando nuestra ventaja comparativa” la
cual es “capacidades masivas y herramientas que nos detuvimos de usar, porque Israel estaba
batallando contra una organización terrorista, no un estado”. ("Olmert: No holding back against
Hizbullah" by Roni Sofer, YNetNews, Aug. 19, 2008,
http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-3584938,00.html).
Incluso los líderes israelíes que más han apoyado las políticas de apaciguamiento saben
que cuando sus ciudadanos son atacados en sus propias ciudades, Israel será forzado a
usar “capacidades masivas” para finalizar el conflicto rápidamente. La Biblia anticipa que ese
escenario de hecho ocurrirá, y la larga historia de Damasco finalmente terminará.
Traducido por: Donald Dolmus
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