Continuamos, hablando hermanos sobre los beneficios que Dios ha establecído para todo aquél, que habita bajo su abrigo y protección, no dejes de pasar esta oportunidad, de unirte a los miles de personas que han creido a su voz, no seas de los que aún no creen, y mantienen por ende expuestos permanentemente a disposición de la maldad del mundo, del pecado y de las obras de la carne, toma la decisión más importante de tu vida; la de rendirte a la mano de Dios, rendir toda tu alma, ser y cuerpo. Sabemos que no es fácil dominar las asechanzas del diablo, la carne y el mundo, pero si pones tu confianza en el Dios todo poderoso, es más que seguro que lograremos la victoria, veamos:
SALMOS 91
3- El te librará del lazo del cazador, de la peste destructora.
4- Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad.
5- No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día,
6- Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya.
7- Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará
8- Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos .
9- Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al altísimo por tu habitación.
10- No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada.
REFLEXION
Hoy meditaremos sobre las pestes destructoras. Sabemos que cada día éstas van en aumento, cada día se descubren más virus que atacan al hombre, los científicos ven cada día , como la raza humana se va degradando, razón por la cual, ha inventado hombres y órganos proveta, para sustituir los daños. Pero nosotros sabemos , que todo lo que acontece, tiene una sola causa: Que el hombre cada día se aparta más y más de Dios, no lo reconocemos como nuestro creador, confiamos más en la ciencia, la evolución, la medicina, que en el Dios todo poderoso, que hizo los cielos y la tierra.
Si analizamos que somos de aquellos, que no tienen a nuestro Dios, como nuestro refugio y amparo, te invito para que HOY, lo recibas como tu único y suficiente salvador.
Oremos: Padre en el nombre de Jesús, te recibimos en nuestro corazón, perdona mis pecados, como también perdonamos a los que nos ofenden, venga a nosotros tu reino, se tú hoy mi habitación y abrigo, no quiero caer en el lazo del cazador, ni la peste destructora. Gracias señor por tu amor y protección.
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